Plantea investigación de académicos de la Preparatoria 4 un proceso de regularización académica que aborda al bachiller de manera integral
El proyecto fue apoyado en 2017 por el programa de Fomento a la Investigación Educativa SEMS 2017
Luego de que nueve profesores de la Preparatoria 4 de la Universidad de Guadalajara (UdeG) detectaran que algunos bachilleres del plantel mostraban bajo aprovechamiento académico debido a diversas señales como ausencia de plan de vida, no saber en qué dedicar su tiempo, falta de autoestima y depresión, así como el poco interés por solicitar asesoría —lo que consideraron que pone en riesgo al estudiante de padecer drogadicción, insertarse en núcleos delincuenciales o incluso el suicidio— se diseñó un protocolo de intervención para regularizar su situación académica.
El proyecto titulado “Regularización académica de alumnos en situación de riesgo” —coordinado por la maestra María Araceli Montaño Pérez, orientadora educativa del plantel del Sistema de Educación Media Superior (SEMS)— fue apoyado en 2017 por el programa de Fomento a la Investigación Educativa del Sistema y atiende las necesidades e intereses de los jóvenes en situación de riesgo, que para el registro y realización de la primera muestra, trabajó con 152 adolescentes.
“El proceso que planteamos se desarrolla en ocho semanas y es interdisciplinario y transversal. Se basa en asesorías presenciales una vez por semana con actividades de valor especifico, así como trabajo en plataforma para dar seguimiento al diseño del asesor que pretende llevar al bachiller por un método de aprendizaje-enseñanza efectivo y de calidad. Todo el seguimiento es apoyado por el Área de Orientación Educativa con talleres o charlas”.
Montaño Pérez resaltó que durante la aplicación los jóvenes participantes alcanzaron, en su gran mayoría, un nivel de compromiso aceptable con su propio aprendizaje, manifestándolo con su asistencia y participación en las sesiones presenciales y en los tiempos virtuales establecidos. Asimismo hubo una mayor integración de los docentes en el proceso debido a la respuesta de los estudiantes, donde se identificó la necesidad de manejar el tiempo, menos formalismos, equidad en el trato y diversificación de actividades.
De los 152 alumnos implicados, 117 permanecieron en el proyecto. Se atendieron 33 Unidades de Aprendizaje y se contó con el respaldo de 15 asesores. 85 jóvenes aprobaron por lo menos una Unidad de Aprendizaje. Se realizaron 116 regularizaciones lo que quiere decir que, con base en el número de registrados, se obtuvo un 67.52 % de efectividad en el proyecto. También se implementaron cuatro talleres que tenían que ver con el reforzamiento de los modelos de los jóvenes.
La académica señaló que la intervención tiene dos aristas muy marcadas, una es la de prevenir que el estudiante abandone sus estudios y otra es la de orientar en relación a un plan de vida que esté alejado de acciones que atenten contra la vida del bachiller. Por ende, el acompañamiento se estableció de una manera cercana y la intervención del Área de Orientación Educativa tiene que ver con la atención a las problemáticas que pueden afectar al joven.
Agregó que: “Es importante recordar que la adolescencia es una etapa de vida que se caracteriza por problemas que necesitan ser superados mediante un proceso de fortalecimiento humano y cognitivo, orientado hacia la madurez. Por ello trabajamos de forma preventiva, incluyente, profesional y damos seguimiento, que si bien no sustituye la presencia y apoyo familiar, sí permite la inclusión de programas de apoyo como lo son Orientación Educativa y Tutorías. Docentes y alumnos, respaldados administrativamente en pro del estudiante”, concluyó.