Exhibe el MUSA las entrañas de las casas estudio de los grandes muralistas mexicanos
Muestran la simbiosis entre el arte pictórico de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, y la arquitectura de los espacios que habitaron
Los universos respectivos que los tres grandes muralistas mexicanos plasmaron en las paredes de los edificios públicos del país se gestaron en la intimidad de la morada que cada uno habitó.
La relación creativa que se gestó en las casas de los muralistas, entre la simbiosis de arquitectura-pintura se detalla al interior del Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara con la muestra “Arquitectos y muralistas. Casas estudio del siglo 20 en México”, curada por Mónica del Arenal, investigadora en temas de patrimonio cultural edificado.
“Esta es una veta inagotable para abrir más preguntas y ver nuevas maneras de interpretar y entender la historia de la arquitectura”, explicó durante la inauguración de la muestra, disponible para todo el público del 9 de febrero al 12 de mayo, de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas, y en la que las y los visitantes podrán contemplar planos, fotografías, maquetas a escala con gran precisión en los detalles, libros e investigación documental, que corresponde a los años entre 1893 a 1993.
Dichas fincas aún se conservan y forman parte del patrimonio edificado de varias ciudades del país, como la propia Guadalajara, la Ciudad de México y Cuernavaca.
Se trata de la Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, creada por el arquitecto Juan O’Gorman en 1923, que se caracteriza por ser dos edificios conectados por un puente en sus azoteas, convirtiéndose en uno de los emblemas de la arquitectura funcionalista e icono de la zona de San Ángel en la capital del país.
La exhibición aborda la Sala de Arte Público Siqueiros, hecha por los arquitectos Jorge Guerrero Arocha y Luis Saviñón Velasco, ubicada en la calle Tres Picos 29, en Polanco, Ciudad de México. Misma en la que el conocido como el Coronelazo habitó mientras pintaba el mural Del Porfirismo a la Revolución, ubicado en el Castillo de Chapultepec, en 1957. También se presenta su taller en Venus 52, en la colonia Jardines de Cuernavaca, Cuernavaca, hecha por el propio Alfaro Siqueiros en 1965.
En cuanto a José Clemente Orozco se presentan sus casas en Guadalajara: la Casa Estudio de la calle López Cotilla 814, de 1934, localizada en la colonia Americana, donde habitó mientras pintó sus tres proyectos de murales: el del Paraninfo de la UdeG, el del Palacio de Gobierno y el del Hospicio Cabañas.
Asimismo se presenta su Casa Taller, ubicada en Aurelio Aceves 27, creada en 1948 en la colonia Arcos Vallarta (a un costado de los Arcos de Guadalajara), que se caracteriza por su iluminación, que juega un papel importante en la configuración del espacio.
Ponen en duda la autoría de los talleres de Orozco en la Perla Tapatía
Previo a la inauguración de la muestra este jueves por la noche en el Paraninfo Enrique Díaz de León, la autoría de estas casas que habitó Orozco estuvieron en entredicho durante la charla “Entre inspiración y copia: influencia en la modernidad latinoamericana, el caso de la última casa de José Clemente Orozco en Guadalajara”.
Mónica del Arenal y los investigadores en arquitectura Carlos Ochoa Fernández e Iván San Martín Córdova expusieron las evidencias contradictorias sobre si el arquitecto Luis Barragán o el propio Orozco habían sido los autores de la casa estudio de la calle López Cotilla.
“Orozco no diseñó sus casas taller con mayor pretensión que la de tener un lugar para vivir y, sobre todo, para trabajar. Por cierto, Orozco nunca dio crédito a Barragán ni a Pani como arquitectos colaboradores en los proyectos de sus casas”, dijo Del Arenal.
Sin embargo, apuntaron que, tras investigaciones han dado con cartas que el propio Orozco escribió donde remite pagos a Luis Barragán para la edificación; lo que pone en duda lo que en realidad ocurrió.
Otra situación que se abordó fue si la Casa Taller en Arcos Vallarta había sido proyectada por el arquitecto Mario Pani o no, pues se dice que él había hecho el croquis que después desarrolló Orozco con ayuda del arquitecto Edmundo Ponce Adame.
La médula de esto tiene que ver con la composición de ese taller, pues es casi una copia de la llamada “Casa del Lago para las Vacaciones de un Artista”, en Milán, Italia, que diseñó Giuseppe Terragni, y que el propio Pani pudo haber copiado luego de su viaje por Europa.
En la muestra se exhiben las comparaciones entre ambos edificios, con lo que invitan al público a que saque sus propias conclusiones.