El cuerpo como sitio de placer y duelo: Mónica Ojeda visitó la Preparatoria 14 en Ecos de la FIL

La autora ecuatoriana habló sobre su obra y sus intereses literarios en el marco de la FIL Guadalajara

 

Con unos cuantos pasos cautelosos, la escritora Mónica Ojeda arribó al lugar donde habría de reunirse con estudiantes de la Preparatoria 14 de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

El auditorio, un espacio largo y asiduo a las sombras se disponía a espera de sus palabras. Lo primero que dijo la autora ecuatoriana fue que estaba frente a un nuevo reto: hablar de su obra con adolescentes. “Recuerdo mi adolescencia donde todo se vivía intensamente, díganme si me equivoco”, les confió.

La dinámica del encuentro que tuvo Ojeda en esta jornada de Ecos de la FIL se abrió por medio de un juego entre significados y significantes: ante una palabra, la autora respondía lo que le representaba, mientras que alguien de los presentes contrastaba con lo que correspondía a su persona. Una de las que propició que Mónica se desenvolviera en su elocución fue cuando tuvo que ofrecer su significado de “Andes”.

“Es miedo”, dijo y añadió: “me da miedo pensarlo porque hay muchos volcanes; la belleza de los Andes es como si se avecinara la destrucción. La belleza natural te recuerda que puede ser el principio de lo terrible. Las cosas que son bellas tienen otra faceta y a mí me interesa que dentro de esas facetas de la belleza nos lleve a asomarnos a abismos. Eso mismo está en mi obra, ese contraste: ¿Cuál es el miedo cuando deseamos algo? ¿Cómo podemos ser crueles con quienes queremos?”.

También reflexionó sobre diversas circunstancias y tópicos presentes en su obra, como el amor, la pasión, el cuerpo, de los cuales exploró —a manera de apóstrofe— los contrastes que pudieran representar y cómo ella misma los ha llevado a sus libros, en los que destacan títulos como: Nefando (2016), Mandíbula (2018) y Las voladoras (2020).

“Pasión es acción de padecer, el amor que es pasional es padecer”, dijo. Sobre el amor mismo expresó que es violento y que etimológicamente está relacionado al sentido de la fuerza, “por eso es algo que nos sobre pasa”, externó. Ante esto, refirió que: “El amor tiene una fuerza tan grande que a veces te hace deglutir al otro. Ser consciente de las propias violencias nos hace menos violentos con los demás”.

Sobre el cuerpo sostuvo que es un lugar maravilloso donde se conjuntan los placeres y los dolores: “Por ejemplo me parece una fascinación la sangre, que puede significar muchas cosas: es vulnerabilidad, fragilidad. En el cuerpo vivimos con placer los placeres y adolecemos los dolores; la sangre nos dice que estamos vivos, pero también que en cualquier momento podemos desaparecer”.

Referente a su interés por la literatura, Mónica Ojeda sostuvo que los libros que le interesan son aquellos que la llevan a sentir que está leyendo y que ese acto sucede como un ejercicio intenso: “no creo que debamos diferenciar entre forma y fondo; el sonido de las palabras a veces puede producir miedo, me interesa que la palabra pueda ser una composición musical. No es la historia sino cómo te la cuentan”.

Boletín Informativo No.: 
496
Víctor Rivera
Jueves 02 de Diciembre de 2021
Guadalajara, Jalisco
Fotografía: 
Jonatan Orozco