“Cuando dije que quería ser escritor me tildaron de loco, mis padres me dijeron que no inventara disparates, que mejor me pusiera a trabajar porque lo tonto ya lo traía desde siempre. Nadie confió en mí, pero yo continúe y logré hacer lo que me propuse”, comentó el escritor y crítico musical Jordi Sierra i Fabra a jóvenes de la Preparatoria de El Salto de la Universidad de Guadalajara (UdeG) como parte del programa Ecos de la FIL, que se lleva a cabo durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Con un tono fresco y dicharachero, Sierra i Fabra explicó a los bachilleres las formas en las que títulos como Noche de viernes (1993), Campos de fresas (1997), Las chicas de alambre (1999) u otros surgieron durante sus experiencias de vida. También se calificó como un escritor atípico que puede escribir más de diez libros en un año, “en mi viaje de Barcelona a Guadalajara armé la esencia de una nueva novela. Con esto les digo que no pongan barreras a su creatividad”.
Al abordar temas comunes entre las juventudes el escritor dijo que en lo que respecta a la sexualidad, las drogas o cualquier asunto que requiera la decisión de la persona apuesten por la elección consciente: “Pienso en las drogas como una agresión a mi cuerpo. Matan nuestro cerebro, la parte más creativa para producir, pero estoy a favor de legalizarlas y en lugar de prohibir educar; creo que cada quien debemos tener poder de elegir”.
Invitó a los estudiantes a hacer de la lectura un acto cotidiano y a acercarse a contenidos que les gusten pero apostar por la evolución lectora: “Cuando era joven leía cómics de Flash Gordon, luego supe que leía demasiado pero de poca calidad, así que migré a Dostoyevski, Steinberk y otro, allí gané inteligencia”.
Subrayó ser una persona que no cree en las fronteras y sí en los derechos humanos. Recordó que durante la dictadura de Francisco Franco en España, la represión cultural en España era muy fuerte y solamente se escuchaba música mexicana y flamenco español, “cuando escuchábamos otro tipo de música nos dábamos cuenta que era tan viva, nos dio un despertar creativo”, concluyó.